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La estimulación temprana es el primer paso para fortalecer el vínculo de la mamá con el bebé y que le permite desarrollar sus sentidos y conocer su entorno, por eso, es clave que aprendas a estimular a tu hijo en sus primeros meses de estar contigo.

Y es que el programa de Estimulación Temprana se creó inicialmente por la necesidad de ayudar a niños que presentaban problemas en su desarrollo, hasta convertirse en la principal herramienta en su tratamiento. Fue tal el éxito y tan evidentes los resultados, que pasó a convertirse en la base para enriquecer el desarrollo, exploración y aprendizaje de los bebés sus inicios.

Los primeros años de vida de tu bebé son los más importantes, porque es cuando él hace más conexiones neurológicas, por lo que debes aprovechar para proporcionarle un ambiente adecuado que garantice su un óptimo desarrollo. A veces como padres desconocemos sobre el programa de estimulación temprana y no entendemos los efectos positivos sobre nuestros hijos. El tiempo no nos permitirá hacer lo que no hicimos a tiempo y tal vez mañana sea demasiado tarde, por eso es importante saber cuándo, cómo y cuánto hay que estimularlos.

Hay algo mucho más valioso en la Estimulación Temprana y es que nos deja herramientas para brindarle espacios enriquecedores y ambientes provocadores para propiciar aprendizajes significativos a nuestros hijos cuando comienzan a crecer. Sabremos cómo no irnos a los extremos (Sobre-.estimulación / Sub-estimulación) para garantizar el estímulo a todas las áreas de su desarrollo.

Esto es parte de empezar a entender que nuestros hijos no llegan con un manual bajo el brazo y que el apoyo que podamos encontrar, con gente profesional, nos va a ayudar mucho en su proceso. Asistir a un centro de Estimulación Temprana es el inicio también de la adaptación al jardín, pues tu bebé va a socializar con otros niños, compartirá espacios y juguetes, conocerá lugares diferentes a su casa y tendrá la seguridad de tenerte a su lado.